¿Qué decidiste?
Al principio a mi no me convencía la idea de irme fuera, porque yo iba de vacaciones a España y me parecía muy aburrido. Finalmente entendí que es la única forma de realizar mi sueño aunque no fue nada fácil porque no hablaba el idioma, sólo hablaba francés. Enseguida fuimos para apuntarme en la escuela de cocina de Puerto de la Cruz y no había nadie que hablara francés, entonces me enviaron a Santa Cruz a la escuela de cocina Virgen de la Candelaria y allí empezó todo.

¿Qué le siguió a los estudios?
Después de los estudios, hice las prácticas en un hotel de Santa Cruz, luego empecé a trabajar en varios restaurantes entre el Puerto de La Cruz y Santa Cruz. Tras esos años, sentía que algo me faltaba, dudé, hasta pensé que quizás había llegado al fin de mi carrera de cocina.

Tanto esfuerzo y una crisis existencial... ¿Cómo siguió tu carrera?
Fue una lección de un profesor mío lo que me hizo abrir los ojos, me dijo “Babacar la cocina es un mundo”... y al poco tiempo, abrió las puertas Char. Fue mi amigo Samuel Hernández quién me ofreció ser segundo chef de cocina allí y sin duda acepté, mi mundo volvió a cobrar sentido… Me esperaban unos años muy emocionantes, de mucho aprendizaje y cosas nuevas como el horno Josper, eso era lo que sentía que me faltaba esos años atrás; hasta que me convertí en Chef y lo sigo siendo felizmente hoy.